viernes, 20 de junio de 2008

Historia




Introducción

El ejercicio de escribir mi vida me produce una sensación agradable, pues siento que será un viaje en retrospectiva en donde diversos escenarios esperan ser visitados. Son rostros, voces, colores, sonidos, olores, y un cúmulo de sensaciones. ¡Bueno, pues aquí vamos!

Nací en la ciudad de Córdoba Veracruz un 8 de noviembre de 1967, a las 4 de la madrugada. Crecí el seno de una familia de clase media. Mi madre de nombre Alicia es originaria del estado de Oaxaca, fue llevada por sus padres a edad temprana al estado de Veracruz. Mi padre tiene raíces del estado de Zacatecas por ser la tierra del abuelo. Soy la segunda de 7 hermanos, sus nombres Patricia (La mayor, luego sigo yo). José Albino, Mayra Fabiola, Blanca Susana, Jorge Alberto y Silvia (La menor). Mi abuelo Albino vivió una parte importante de su vida con nosotros hasta su fallecimiento.

Mi padre ha desempeñado su trabajo como obrero en un Ingenio Azucarero y la vez ha dedicado una parte importante de su vida a la música popular (Conjunto musical). Mi madre se ha dedicado a las labores del hogar y al cuidado de los hijos. Ambos de acuerdo a sus personalidades nos han brindado su apoyo.

La infancia

Esta etapa es recordada con un profundo cariño, pues lo recuerdos que llegan a mi mente están prendados de cuidados y muestras de afecto por parte de mis padres y las personas que me rodeaban.

Crecí en una pequeña población llamada San Miguelito. Se trata de un poblado en donde existe un Ingenio Azucarero que esta rodeado de cañaverales y fincas cafetaleras. La casa en donde viví mi infancia fue una lugar agradable con un amplio espacio en donde había enormes árboles frutales de naranja pomelo, mandarina, guayaba, mamey, guanábana, lima, limón, xinicuile , jobos, capulin y zapote.
La casa era de madera, tenía varias habitaciones, era amplia y acogedora, los pisos en parte eran de color rojo, azul y blanco. El baño se encontraba fuera de la casa, para llegar a él uno cruzaba un caminito formado por ladrillos color naranja. La casa estaba cercada por alambre de púa y en parte por láminas.
Al frente de la casa se encontraba el jardín en donde había rosas de varios colores, plantas de diversas hojas, y árboles frutales. Mi abuelito Albino, regaba con espero y dedicación este jardín, él tenía una regadera de plástico color verde que utilizaba para regar las plantas. Cuando mi abuelo terminaba de regar el jardín se sentaba en una silla de madera, luego me cargaba en sus piernas mientras él se fumaba un cigarro. Del humo yo iba imaginado figuras que se desvanecían, era un momento muy plácido pues el olor de la tierra recién mojada, la frescura de la tarde dándole el paso a la noche hacían de ese instante algo demasiado hermoso. Era un instante de silencio en donde ni él ni yo musitábamos palabras, era como el paso a un lenguaje nuevo, cariño correspondido, compañía grata, fortaleza.

En ambos lados de la casa habitaban 2 familias, quienes estaban separadas solo por un cerco de alambre de púa. Ahí vivía la familia del señor Catana. Un hombre alcohólico que daba una vida desagradable a su esposa e hijos numerosos. Los gritos por los pleitos eran de todos los días, el hombre le pegaba a su esposa y solían escenificar constantes riñas. Recuerdo en una ocasión que el hombre arrojó al pozo una de las gallinas, los gritos de los hijos y la esposa eran desesperantes. Yo observaba estas escenas tras el cerco, me quedaba callada. Cuando el señor Catana no estaba ebrio, solía ser una persona amable, que me saludaba y bromeaba conmigo. Sus hijas e hijos eran mayores que yo por varios años, ellos me trataban con cariño pues era menor y siento que tenían un respeto por mis padres. Los otros vecinos eran el lado opuesto de la familia Catana. Se trataba de una pequeña familia formada por los padres y dos hijos. Doña Lupe y Don Juan tenían una tienda. Ellos se llevaban muy bien, se notaba que se tenían cariño y que amaban a sus hijos.
Entre estas dos familias crecí los primeros años de mi vida. Los juegos involucraban a los hijos de las tres familias, nuestros respectivos padres platicaban entre ellos. Nos hacían sentir cuidados y estaban al pendiente uno de otro.

En esta época de la infancia tanto mi abuelo y mi padre trabajaban como obreros en el Ingenio Azucarero San Miguelito. Mi madre se atareaba con los quehaceres, por lo que unas mujeres le ayudaban. Una de ellas de nombre Hermelinda dedico un buen tiempo en cuidarme los primeros años de mi vida. Ella era una mujer muy callada, vestía falda larga y siempre llevaba cubierto el cabello con una mascada bordada. Llegan a mi mente imágenes en donde ella me lleva de la mano, paseamos por el jardín. Por mas que intento no tengo registrada su voz, solo recuerdo que iba conmigo a todas partes.
En este periodo de la infancia presente muchos problemas con mi estomago, ya que probaba todo aquello que encontraba. Comía flores, hojas, tierra, gíz, ladrillo y caliche. Constantemente tenía diarrea y brotaban de mi cuerpo granos. De todo lo que probé fue la tierra lo que mas comí por largo tiempo. Recuerdo que llenaba bolsas y por las noches me comía la tierra. Pienso que no se daban cuenta, solo cuando ya me sentía mal y el doctor indicaba análisis y se daba cuenta que tenia parásitos. Durante esta etapa mis padres se desesperaban, pues no comprendían por qué tenía tantos granos en el cuerpo y la diarrea.
Mi madre me platica que le dieron muchos remedios para que se me quitaran los granos del cuerpo, incluso dice que me baño con agua verde de un charco.


Algunas veces las mujeres se organizaban para ir al río la lavar ropa, mi mamá juntaba ropa en bandejas y cubetas y todos nos íbamos al río. Para llegar allá pasábamos por las vías del tren, un camino rodeado de cañaverales y listo llegamos al río. Cada mujer apartaba una piedra y empezaban a sacar la ropa para ir lavando. Yo tomaba una piedra pequeña y lavaba una prenda pequeña, otras veces juntaba conchitas y hacia collarcitos. Era un momento muy hermoso, pues las mujeres grandes platicaban de los esposos y de los chismes de los vecinos, los pequeños jugábamos.

El trato con mis padres era cariñoso cuando ellos tenían tiempo, ya sea que mi madre no anduviera en la cocina o que mi padre no estuviera ensayando con los músicos. Quiero decir que desde que yo tenía 2 años mi padre formó un conjunto musical. Entonces a la casa llegaban los jóvenes músicos a ensayar. En mi casa siempre ha habido instrumentos musicales. Crecí escuchando ensayar a los músicos y conociendo a muchos de ellos.
Tengo un recuerdo muy hermoso de mis padres jugando con mi hermana Paty la mayor y yo. Veo que estamos en una parte del jardín, mi padre se acaba de bañar y huele a perfume, mi madre y él están moviendo la cuerda para que mi hermana y yo saltemos. Nos estamos riendo y el sol nos esta dando suave. Esta imagen la guardo con mucho cariño, pues es la única en donde veo que mis padres juegan con nosotros.

Cumplía 2 años cuando nació mi hermano Pepe, recuerdo que ese día compraron una cama nueva. Veo que mis padres llegan con mi hermanito y que yo estoy dando vueltas a la cama. Observo al bebe y a mis padres junto de él.
Durante esa época mi madre fue hospitalizada ya que el parto le produjo una serie de problemas de salud. Ella fue internada en el hospital azucarero de la ciudad de México. En este lugar ella fue atendida por problemas de los nervios, el parto le produjo depresión y tensión. Mi padre viajaba cada semana a la ciudad de México para verla, y nos dejó a cargo de mi tía Elsa. Yo recuerdo que durante la ausencia de mi mamá las cosas no funcionaron bien, mi padre llegaba cansado del trabajo y tenía que organizarse con mi Tía para atendernos pues ya éramos 3 hermanos.
Durante ese tiempo recuerdo una ocasión en donde es la hora de la
Comida, mi Tía me sirve una sopa de papa que estaba hirviendo, yo la
Pruebo, me quemo, lloro hasta privarme. Me contó mi tía que tuvo que introducirme en un tanque de agua para que reaccionara. Cuando ya crecí comprendí que mi Tía estaba muy joven y que en cierto modo era mucha responsabilidad para ella el cuidarnos.



No hay comentarios: